El papa León XIV inauguró el domingo 18 de mayo su pontificado con una misa en la Plaza de San Pedro, en la que hizo un llamado a una Iglesia unida frente al odio, la violencia y un modelo económico que margina a los pobres y explota la Tierra.
Ante más de 200 mil fieles y 150 delegaciones internacionales, el sumo pontífice abogó por una Iglesia como fermento de unidad y fraternidad en un mundo marcado por conflictos y exclusión afirmó que el papa no debe ser un líder solitario, sino un servidor que camine con el pueblo.
Durante la ceremonia, recibió el palio y el Anillo del Pescador, símbolos de su autoridad. Previamente, rezó ante la tumba de San Pedro. La espera se transformó en júbilo incontenible cuando, poco después de las 9:00 horas tiempo local, el pontífice apareció en la Plaza de San Pedro a bordo del papamóvil, recorrió toda la Vía de la Conciliazione hasta la Plaza Pia. Los saludos y bendiciones de León XIV fueron recibidos con emoción por los fieles.
El acto se realizó bajo estrictas medidas de seguridad y en presencia de líderes políticos, monarcas y representantes de otras religiones. Entre los asistentes a la ceremonia estuvieron personajes importantes como el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, los reyes de España, así como David Vance, vicepresidente de los Estados Unidos y la secretaria de gobernación de México en representación de la presidenta, Claudia Sheinbaum.
Su mensaje inaugural subrayó la necesidad de tender puentes con otras religiones y enfrentar los desafíos sociales y ambientales actuales. La misa coincidió con el Año Santo y el Jubileo de las Cofradías, lo que atrajo a miles de peregrinos a Roma.
(CAGG)