La Organización de las Naciones Unidas (ONU) informó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que inició una investigación formal sobre los presuntos actos de sabotaje ocurridos durante su visita a la sede en Nueva York, el pasado 23 de septiembre.
Trump denunció un “triple sabotaje” tras una serie de fallas técnicas: una escalera mecánica se detuvo bruscamente mientras él y la primera dama ascendían, el teleprompter falló durante su discurso, y el sistema de megafonía dificultó la audición en la sala.
Aunque inicialmente bromeó sobre el incidente, más tarde exigió arrestos y calificó los hechos como un intento deliberado de humillación. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, advirtió que, si se comprueba intencionalidad, habrá consecuencias contra funcionarios del organismo internacional.
Washington envió una carta formal al secretario general António Guterres solicitando explicaciones, mientras el Servicio Secreto abrió una indagatoria.
La ONU respondió que la escalera se detuvo por un mecanismo de seguridad activado accidentalmente, que el teleprompter es operado por la Casa Blanca, y que el sistema de sonido está diseñado para traducciones simultáneas, no para obstaculizar discursos.
La portavoz del organismo confirmó que se abrió una investigación exhaustiva y que se ofrecerá cooperación plena con las autoridades estadounidenses.
El episodio tensó aún más la relación entre Trump y la ONU, en un contexto marcado por acusaciones sobre migración irregular y falta de respaldo a iniciativas de paz.
En redes sociales, el episodio desató una ola de especulaciones. Mientras algunos usuarios atribuyen las fallas a problemas técnicos habituales en la sede de la ONU, otros sugieren que se trató de un intento deliberado de sabotaje contra el presidente Trump. Las dudas persisten, y el debate digital sigue alimentando teorías sobre lo ocurrido en Nueva York.
(CAGG)