Alrededor de 135 cardenales han comenzado a llegar al Vaticano para participar en el cónclave que definirá al sucesor del papa Francisco, un evento que dará inicio el próximo 7 de mayo en la Capilla Sixtina. Durante su estancia, los purpurados se alojan en la residencia de Santa Marta, donde las habitaciones son asignadas por sorteo para garantizar la imparcialidad.
Además de las reuniones privadas para discutir posibles candidatos, los prelados participan en misas y congregaciones generales, siguiendo un estricto protocolo que caracteriza la vida comunitaria durante el cónclave. Este ambiente austero y regido por normas busca fomentar la reflexión y la espiritualidad en un momento clave para la Iglesia Católica.
Sin embargo, la figura del cardenal italiano Angelo Becciu ha generado controversia. Aunque expresó su intención de asistir al cónclave, sus planes se vieron frustrados tras la revelación de dos cartas firmadas por el pontífice, que lo excluyen de participar en el evento. Becciu, señalado por sus compañeros obispos y autoridades eclesiásticas, enfrenta pedidos de renuncia voluntaria para evitar conflictos.
A pesar de que técnicamente es elegible para votar, su participación está en debate debido a su historial judicial, que incluye acusaciones de malversación y fraude. Este caso ha generado tensiones entre los cardenales y podría influir en las dinámicas de elección del próximo líder de la Iglesia Católica.
(CAGG)