El Vaticano ha desplegado un dispositivo de protección en accesos, monumentos y calles aledañas, con retenes y barreras para controlar el flujo de visitantes mientras miles de turistas y fieles han llegado a la plaza en vísperas del cónclave, generando un ambiente de expectativa y solemnidad.
Soldados del Ejército italiano, carabinieri y policías patrullan la zona, mientras los guardias suizos permanecen en posición junto a la Basílica. Visitantes internacionales destacan la sensación de protección en Roma, aunque algunos expresan inquietud por los bloqueos de hormigón instalados en la ciudad.
La ceremonia definirá el nuevo rumbo de la Iglesia católica, y la seguridad extrema busca garantizar un evento sin incidentes.
(CAGG)