El tifón que impactó las provincias centrales de Filipinas cobró la vida de al menos 92 personas, dejó 26 desaparecidos y provocó el desalojo de más de 400 mil habitantes de sus viviendas, según el último balance oficial.
Catalogado como uno de los más fuertes del año, el fenómeno arrasó poblaciones enteras, provocando destrucción de hogares, deslizamientos de tierra y cortes de electricidad que dificultan las labores de rescate.
Más de 706 mil personas en 241 municipios fueron afectadas, de acuerdo con el Consejo Nacional para la Reducción y Gestión del Riesgo de Desastres.
La ciudad de Cebú declaró el estado de calamidad para atender la emergencia, que se suma al terremoto ocurrido el mes pasado en la misma provincia, que dejó alrededor de 70 víctimas.
(APHA)