El papa Francisco, aún en recuperación por una doble neumonía, se ausentó por tercer año consecutivo de la tradicional procesión del Viernes Santo en el Coliseo de Roma, a la que asistieron miles de fieles católicos.
El pontífice, de 88 años, ha reducido sus apariciones públicas por recomendación médica, y decidió no participar en la ceremonia al aire libre, que conmemora la crucifixión de Jesucristo, uno de los eventos más solemnes del calendario cristiano.
(CAGG)