En la Sultana del Norte, la carne asada no es solo un platillo: forma parte de la identidad regiomontana. Más allá de la comida, se trata de un ritual social.

El asador se convierte en punto de encuentro, donde la lumbre, el humo y la convivencia marcan la diferencia. Para muchos, como el chef parrillero Neto Tamez, representa la mejor red social, un lugar donde se comparten historias, se disfruta una cerveza y se fortalecen los lazos de amistad.

En vísperas de Año Nuevo, las carnicerías de la ciudad registran un constante movimiento de clientes que buscan cortes especiales para este tradicional platillo, protagonista de la última cena de 2025. Eulalio, uno de los compradores, aseguró que prepara una carne asada “sabrosa” para compartir con al menos ocho personas.

El carnicero Juan Ángel Martínez destacó que los cortes más demandados en estas fechas son el chuletón, el tibón y el rib eye.

Además, los frijoles charros y el pozole suelen acompañar la fiesta en la madrugada.

Así, entre humo de carbón, cortes finos y guarniciones, la carne asada se reafirma como el platillo que acompaña a las familias regias en el cierre del año.

(CAGG)