La cumbre 2025 del bloque BRICS arrancó este domingo en Río de Janeiro, Brasil, marcada por la ausencia de dos líderes clave: el presidente chino, Xi Jinping, y el mandatario ruso, Vladimir Putin. Xi alegó conflictos de agenda, mientras que Putin participó de forma remota debido a una orden de arresto internacional emitida por la Corte Penal Internacional.
El foro, integrado ahora por once países emergentes—Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Indonesia e Irán—enfrenta tensiones internas tras su rápida ampliación, así como presiones externas. Entre ellas, la advertencia del presidente estadounidense Donald Trump sobre posibles aranceles del 100 % si el grupo desafía la hegemonía del dólar.
La cumbre, presidida por Luiz Inácio Lula da Silva, busca reforzar el multilateralismo y promover el uso de monedas locales en el comercio entre los integrantes. No obstante, Dilma Rousseff, al frente del banco del bloque, descartó la creación de una divisa alternativa al dólar.
La agrupación emitió una declaración conjunta condenando los ataques militares contra Irán, calificándolos como una violación del derecho internacional. Aunque evitaron mencionar directamente a Estados Unidos e Israel, sí expresaron “enorme preocupación” por la escalada en Oriente Medio.
Sobre la situación en Gaza, exigieron un cese al fuego inmediato, permanente e incondicional, y pidieron la retirada completa de las fuerzas israelíes. También reafirmaron su apoyo a la solución de dos Estados.
En cuanto a Ucrania, el bloque evitó condenar explícitamente a Rusia. La declaración se limitó a reconocer las posturas nacionales de cada país y aplaudir los esfuerzos mediadores.
La ausencia de Xi y Putin ha despertado interrogantes sobre la cohesión del grupo, que busca posicionarse como contrapeso al orden económico global dominado por Occidente.
(CAGG)