En relativa calma amaneció el domingo en Sweida, Siria, tras el retiro de combatientes beduinos y la comunidad drusa, y la implementación de un alto al fuego, según el ministro del Interior, Anas Khattab, dijo que las fuerzas de seguridad interna habían logrado aminorar la situación. En una semana, han dejado más de 900 muertos, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
El conflicto estalló tras denuncias de ejecuciones cometidas por soldados sirios, lo que llevó a Israel a lanzar ataques aéreos contra fuerzas del gobierno y a enviar ayuda médica a la región, en coordinación con el gobierno estadounidense y de Siria. Autoridades israelíes reiteraron su compromiso de proteger a la minoría drusa.
El presidente interino, Ahmed al-Sharaa, enfrenta una dura prueba en medio de denuncias de violaciones contra civiles.
(CAGG)