Considerado el río artificial más grande de América Latina, el Paseo Santa Lucía y su agua azul turquesa llevan más de 17 años recibiendo a miles de familias y turistas en sus instalaciones, sin embargo, también se ha distinguido por los múltiples accidentes automovilísticos en los que los conductores terminan con su vehículo en el interior del canal.
El primer incidente tuvo lugar horas antes de su apertura oficial el 16 de septiembre de 2007, dos mujeres en estado de ebriedad identificadas como Verónica Chávez y Ana Díaz tomaron la calle lateral debajo del puente Félix U. Gómez y posteriormente ingresó al canal con todo y camioneta, ambas fueron detenidas por elementos de Tránsito local.
Meses más adelante, el 19 de enero de 2008, el canal fue testigo de un hecho similar, Fernando Tobías Martínez atribuyó que la falta de señalización fue la causa de la volcadura de su carro al interior del canal.
Del mismo modo, en enero de 2015, un ciudadano que presuntamente manejaba bajo los efectos del alcohol cayó con todo y su auto para luego escapar del lugar.
Ese mismo año, en el mes de mayo, Héctor Quintanilla, un hombre de la tercera edad ingresó la parte frontal de vehículo al río artificial, por no respetar los señalamientos ubicados en el sector.
En abril del 2017, después de salir de un antro, Walter Sánchez de 22 años, en estado inconveniente, intentó tomar el retorno de la avenida Félix U. Gómez, pero siguió hacia el poniente, se subió a la banqueta y terminó en el río artificial.
Asimismo, en octubre de 2021, un conductor perdió el control de su automotor y cayó volcado en el canal, para posteriormente darse a la fuga antes de la llegada de las autoridades.
Finalmente, horas antes de culminar el 2024, un hombre de la tercera edad terminó bajó el agua con todo y su unidad de color gris, luego de caer hacia el canal del Paseo Santa Lucía, en el centro de la ciudad de Monterrey.
Dichos accidentes son atribuidos a la falta de señalización e iluminación en el área, desorientación y conductores en estado de ebriedad, así como la pérdida de control del automóvil por parte de los automovilistas.
(CAGG)