En un ataque estratégico sin precedentes, Ucrania lanzó la Operación Telaraña, una ofensiva con drones contra bases aéreas rusas, resultando en la destrucción de más de 40 aviones militares.

Las instalaciones afectadas incluyen Belaya, en Siberia; Olenya, en el Ártico; Ivanovo y Diaguilevo, cerca de Moscú, lo que representa un golpe significativo a la capacidad aérea rusa. Entre las pérdidas confirmadas, se reportó la destrucción de bombarderos estratégicos utilizados por el Kremlin para lanzar misiles de largo alcance.

El éxito de la operación radicó en el método de despliegue: los drones fueron contrabandeados dentro de Rusia y ocultos en estructuras móviles de madera montadas sobre camiones, permitiendo su lanzamiento desde puntos estratégicos sin ser detectados.

El plan, supervisado durante más de un año y medio por el presidente Volodymyr Zelensky, demuestra una evolución en la táctica militar ucraniana.

Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso reconoció los ataques y admitió daños en cinco bases aéreas, lo que evidencia la efectividad de la ofensiva.

La ofensiva ocurre en un momento clave, justo antes de una nueva ronda de negociaciones de paz en Estambul, donde Kiev exige un alto el fuego inmediato y la devolución de prisioneros y niños secuestrados.

(CAGG)