Luego de que la Santa Sede informó este lunes 21 de abril sobre el fallecimiento del papa Francisco a los 88 años, se reveló, mediante un informe médico, la causa de su muerte. El Vaticano informó que el pontífice sufrió un derrame cerebral, seguido de coma y un colapso cardiocirculatorio irreversible.

El doctor Andrea Arcangeli, director de la Dirección de Salud e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, confirmó que el deceso del pontífice fue registrado mediante tanatografía electrocardiográfica, y detalló que el papa presentaba antecedentes de insuficiencia respiratoria aguda provocada por neumonía bilateral multimicrobiana, además de padecer hipertensión arterial y diabetes tipo 2.

En cuanto a su testamento espiritual, el santo padre se centró exclusivamente en su deseo para su lugar de descanso final, sin mencionar herederos ni bienes materiales. Solicitó ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, dentro de un nicho sencillo, libre de ornamentación y con la inscripción "Franciscus".

El arzobispo Rolandas Makrickas fue el encargado de gestionar una suma previamente asignada para cubrir los costos de su sepultura.

En su testamento, Francisco ofreció los sufrimientos de su vida en favor de la paz mundial y la fraternidad entre los pueblos, dejando un legado espiritual centrado en la humildad y la esperanza.

Siguiendo la tradición católica que establece la "sede vacante", las autoridades eclesiásticas procedieron a sellar el apartamento oficial del papa en el Palacio Apostólico. Durante el proceso, los funcionarios colocaron una cinta roja en las manillas de las puertas, vertieron cera líquida para sujetar el lazo y plasmaron el sello papal de Francisco.

El camarlengo, cardenal Kevin Farrell, junto a otros líderes, supervisaron el acto y verificaron que las puertas quedaran correctamente cerradas. Sin embargo, no quedó claro de inmediato si el apartamento en la residencia Domus Santa Marta también fue sellado.

(CAGG)