A pesar de que, por imposición federal, las escuelas desde kínder hasta universidad deben evitar la venta de alimentos chatarra, a tan solo unos metros de las instalaciones, los alimentos grasosos, altos en azúcares y carbohidratos siguen siendo fácilmente accesibles.

Padres de familia del jardín de niños Dr. Jaime Torres Bodet expresaron su total apoyo a la medida implementada y, aunque reconocieron que comer sano puede resultar más caro, coincidieron en que es una opción mejor para la salud.

De igual forma, los familiares de los alumnos de la primaria Venustiano Carranza aplaudieron las restricciones e incluso manifestaron haber hecho pocas o ninguna modificación en la alimentación de sus hijos ya que previnieron este aspecto.

Sin embargo, pese a las medidas implementadas en las aulas a tan solo unos pasos los alumnos pueden acceder a duritos, tostadas, elotes, papas preparadas y todo tipo de comestibles que recientemente fueron prohibidos.

En punto del medio día, tras sonar el timbre de salida los estudiantes salieron apresurados, pero no precisamente para ver a sus papás o ir a sus casas a descansar, sino, para adquirir toda esta comida tras un día sin acceso a ella.

(CAGG)