La variante de COVID-19 NB.1.8.1, detectada por primera vez en China en enero, ha comenzado a expandirse a nivel global. Aunque la Organización Mundial de la Salud la clasifica como una variante bajo vigilancia, el riesgo para la salud pública sigue siendo bajo.
Se han reportado casos en Estados Unidos, Australia y Asia, con presencia en aeropuertos clave como California, Nueva York, Virginia y Washington.
Los síntomas más comunes incluyen dolor de garganta, congestión nasal, fatiga y tos. En personas no vacunadas o inmunodeprimidas, los efectos pueden ser más severos.
Expertos recomiendan mantener la vacunación al día, usar mascarilla en espacios cerrados y realizarse pruebas si hay síntomas.
(CAGG)