El ejército israelí confirmó la destrucción de la Torre Al-Ruya, un rascacielos residencial ubicado al norte de Gaza, tras emitir múltiples advertencias de evacuación. El ministro de Defensa, Israel Katz, aseguró que los despliegues militares continuarán y calificó la operación como “la apertura de las puertas del infierno”.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) justificaron el ataque al señalar que el inmueble era utilizado por Hamás para instalar sistemas de inteligencia, establecer puestos de observación y colocar artefactos explosivos como parte de sus preparativos para tomar el control de la ciudad.
El bombardeo se sintió como un terremoto, según testigos. El hospital Al-Quds reportó al menos una víctima fatal en el ataque.
Este es el tercer edificio derribado en menos de una semana. El viernes, las Fuerzas de Defensa también detonaron la Torre Mushtaha, ubicada cerca de campamentos de desplazados en la costa mediterránea.
En paralelo, Gaza lanzó cohetes contra Israel por primera vez en tres semanas. No se reportaron heridos ni daños. Mientras tanto, fuentes médicas palestinas informaron la muerte de 50 personas por fuego israelí desde el amanecer del domingo, además de cinco muertes por desnutrición, entre ellas tres menores.
Hamás rechazó las acusaciones sobre el uso de edificios civiles para fines militares y reafirmó su compromiso con la propuesta de alto al fuego aceptada el 18 de agosto, que incluye la retirada permanente de Israel y el intercambio de prisioneros.
(APHA)