Tras 12 días de ataques aéreos israelíes, los iraníes celebraron el anuncio de un alto el fuego con muestras de alivio, aunque persiste el temor por el futuro. Las calles de Teherán se llenaron de personas que regresaban a sus hogares tras haber huido, mientras otros expresaban su deseo de paz y estabilidad.
Muchos ciudadanos calificaron la guerra como innecesaria y lamentaron haber pagado el precio de decisiones políticas. Otros, como Noushin, decidieron volver a casa pese al riesgo, al considerar insostenible seguir desplazados.
Aunque el cese de hostilidades fue recibido con esperanza, las acusaciones de violaciones al acuerdo y la tensión latente mantienen a la población en alerta.
(CAGG)