Nuevo León.- El Faro del Comercio es un monumento que representa el espíritu de negocios que ha caracterizado a Nuevo León por años. El historiador Héctor Treviño Villarreal nos habla un poco más acerca de este símbolo regiomontano.
La obra, conocida anteriormente como Placa Roja, fue construida a principios de la década de los ochenta para conmemorar los cien años de la fundación de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Monterrey (CANACO) y obtuvo su nombre actual a raíz de que la empresa CYDSA la entregó a esta Cámara, cuyo presidente en esa época era el señor Rubén Alanís Albuerne.
Fue en 1996, cuando el Consejo Directivo de la CANACO de Monterrey donó este monumento al ayuntamiento.
Ubicada en medio de la Macroplaza, rodeada por edificios igual de icónicos como la Catedral, el Casino Monterrey, el Palacio Municipal y el Museo de Arte Contemporáneo, esta obra es del arquitecto Luis Barragán, quien por años no reconoció su autoría.
Además del llamativo color naranja de su estructura de más de sesenta metros, es muy reconocido por el láser verde que emite desde lo alto de su punta y que cruza el cielo nocturno de la ciudad.
Durante un recorrido, el equipo de Gamavisión notó algunos desperfectos en el monumento, como su placa un poco descuidada, ciertas grietas en su estructura, además de algunos daños y pintas en la vitrina de información que cuenta parte de su historia a los ciudadanos y turistas.
Algo que muy pocos ciudadanos conocen es que, en sus cimientos, se dejó una cápsula que contiene una réplica del Acta Constitutiva de la CANACO, un juego de planos y actas que avalan su centenario, además de un agradecimiento a los socios que aportaron para hacer posible el proyecto.
En 2001, después de algunos años de trámites, el Instituto Nacional de Bellas Artes, lo declaró, mediante decreto presidencial como Monumento Artístico Nacional.
(SGC)