El gobierno de Estados Unidos comenzó el desalojo de su personal no esencial en Medio Oriente, incluyendo embajadas en Irak, Bahréin y Kuwait.

La medida responde al aumento de tensiones con Irán, que ha amenazado con atacar bases estadounidenses si fracasan las negociaciones nucleares.

El presidente Donald Trump confirmó la decisión, señalando que la región “podría ser un lugar peligroso”. Además, el Pentágono autorizó la salida voluntaria de familiares de militares desplegados en la zona.

Los desplazamientos ocurren en un contexto de incertidumbre, mientras Washington y Teherán intentan alcanzar un nuevo acuerdo nuclear.

La situación ha generado preocupación internacional, con advertencias sobre posibles disturbios y afectaciones a la seguridad marítima en el Golfo Pérsico.

(CAGG)