El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la expansión de las operaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), con énfasis en las ciudades gobernadas por demócratas como Los Ángeles, Chicago y Nueva York.

Trump adelantó que su administración llevará a cabo “la mayor deportación masiva en la historia del país”. Para ello, instruyó al ICE a intensificar sus operativos y prometió destinar todos los recursos necesarios para “remover a los extranjeros ilegales” y evitar la entrada de personas que, según él, afectan la estabilidad nacional.

Asimismo, reiteró su respaldo a las agencias de seguridad como la Patrulla Fronteriza, el FBI, la DEA y el Pentágono, destacando su papel en la protección de la nación.

Actualmente, el número de vuelos de deportación ya ha alcanzado niveles récord: solo en mayo se registraron 190 vuelos, la cifra más alta desde septiembre de 2021. Además, la administración ha extendido el uso del procedimiento de expulsión acelerada, un mecanismo que permite deportaciones exprés sin comparecencia ante un juez migratorio, reduciendo así las garantías legales para los migrantes.

La medida ha desatado posturas encontradas. Mientras algunos sectores conservadores la consideran una estrategia firme para el control migratorio, organizaciones defensoras de derechos humanos y líderes políticos progresistas la critican por ser discriminatoria y profundizar la polarización social.

(APHA)