Al menos tres menores nacidos en Estados Unidos, incluido uno de 4 años con cáncer metastásico, fueron deportados junto con sus madres a Honduras.

Este caso generó preocupación entre abogados y organizaciones defensoras de los derechos civiles e inmigratorios.

Según la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) y el Proyecto Nacional de Inmigración, dichas expatriaciones tuvieron lugar tras reuniones rutinarias que las madres tenían programadas con funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Luisiana. Estas citas formaban parte del Programa de Comparecencia bajo Supervisión Intensiva (ISAP).

Medios estadounidenses señalan que las necesidades médicas de los menores no fueron tomadas en cuenta durante el proceso de deportación y que las madres desalojadas no tuvieron la opción de decidir si sus hijos podían permanecer en la Unión Americana.

Este caso evidencia las profundas fallas del sistema migratorio estadounidense, donde incluso niños ciudadanos y vulnerables son afectados por políticas que no consideran sus derechos ni necesidades.

(CAGG)