El secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, advirtió que su país actuará con “rapidez y decisión” ante cualquier represalia iraní, aunque aseguró que no buscan la guerra. La alerta sigue al bombardeo estadounidense del sábado por la noche, contra tres instalaciones clave del programa nuclear, Fordó, Natanz e Isfahán.

El presidente Donald Trump advirtió que habrá más ataques si Irán no opta por la paz rápidamente. Según Hegseth, la operación no buscó dañar a civiles ni cambiar el régimen, sino impedir que Irán obtenga armas nucleares. Para ello, emplearon 75 armas guiadas de precisión, de manera preventiva.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó que no hubo aumento en los niveles de radiación ni daños ambientales luego de los ataques y convocó una reunión urgente el lunes para evaluar la situación.

El ministro de Exteriores de Irán, Abás Araqchí, condenó la ofensiva como una “violación imperdonable” del derecho internacional y prometió responder en legítima defensa, además de pedir al Consejo de Seguridad de la ONU que condene la agresión.

Mientras Israel respaldó la acción. En contraste, la Unión Europea, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia e Irlanda hicieron un llamado a la desescalada y al regreso inmediato a la diplomacia para evitar una mayor crisis.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sigue de cerca la situación.

Misiles iraníes han destruido 240 edificios y dos mil apartamentos en Israel, dejando a nueve mil personas sin hogar. Las medidas de seguridad en Israel se han endurecido, con cierre de escuelas y centros de trabajo; diez millones de personas permanecen en casa.

Desde el inicio del conflicto, han muerto entre 400 y 850 en Irán. El domingo, 30 misiles iraníes impactaron en Israel, afectaron zonas como Tel Aviv y Haifa, causaron 24 personas sin vida en Israel, así como daños en edificios y vehículos.

(CAGG)